martes, 24 de julio de 2007

COMO HACER UN IRONMAN Y NO MORIR EN EL INTENTO

Creo que todo empezó un jueves de madrugada. Como cada jueves nos reuníamos para cenar, beber y hacer tertulia en la tasca de José Mari. Aquella noche me pase con el vino, el whisky y, sobre todo, con el pacharán. Empezamos a vacilarnos y acabé diciendo que ese año (1995) iría al Ironman de Lanzarote. Jesús se apuntó a la propuesta al momento y el resto se tronchaban de risa. Lo siguiente que recuerdo de aquella noche es que tuve que dejar la moto en la plaza y Jesús me llevó en coche hasta mi pueblo. A la mañana siguiente, resacoso, ojeroso y con un aspecto nada "performante" me dirigí en tren al trabajo y de pasada a recuperar la moto. En el trayecto me acordé de lo del Ironman. Joder. Si tengo que ser sincero os diré que la idea no era nueva en mi, pero jamás la había comentado en público. Era un normal corredor, un vulgar ciclista y un horrible nadador. Empecé a correr triatlón en el 88, y dejé los triatlones cuando en una edición de Banyoles adelanté a mi hermana pequeña en el kilómetro 7 de la carrera a pie. Desde ese día me dediqué sólo a los duatlones, pero si me confieso, os diré que mefaltaba "algo". Empecé a pensar en Zofingen, pero las sirenas marinas deHawai me cantaban canciones de amor, y yo no sabía resistirme. Hawai estaba lejos, necesitaba muchos días para ir y mucha pasta para gastar. Pensé en Lanzarote, pero el pensamiento se acomodó en mi cerebro y no salió hasta que el pacharán le hizo la violenta reacción. A los pocos días empezamos Jesús y yo a planear el viaje y el entreno. El viaje fue fácil, se encargó Sergi Noguera que iba como juez y nos salió barato. El entreno era otra historia. Ni Jesús ni yo podemos pasar por unos puretas de la salud y del "body care". Bebemos alcohol cuando salimos por ahí, salimos bastante por ahí, después de una buena comida cae una faria por barba por lo menos, y qué sería una faria sin un coñac, ¿eh?. Nos gusta hacer tiradas largas en bici, pero no nos gusta madrugar, y en pleno entreno de bici usamos el powerbar sólo en caso depajarón total y sin atisbo de civilización en 5 kms a la redonda. Si hay bar, bocadillo de bacon con queso, pan con tomate, vino y gaseosa ycortado. Quedaban unos cinco meses para Lanzarote. Jesús estaba en plena temporada de esquí de fondo y triatlón blanco. Yo corría alguna media maratón y hacía un triatlón blanco. Los fines de semana salíamos con la bici, y nos dedicábamos a recorrer todo el Montseny de arriba a abajo, 7 u 8 horas, (incluyendo bocatas). Un día hasta hicimos un entreno combinado, 90 kms bici, comida, 2h30' corriendo por Collserola por un circuito keniata (según Jesús). Entre semana hacíamos lo de siempre, correr un ratillo, gimnasia, pacharán, etc. Un día a la semana iba a comer a casa de mis padres en Barcelona, dejaba la moto allí y me iba corriendo hasta mi casa en Cerdanyola, por la montaña. Tardaba 1h15', pero sobre todo cogía moral y confianza. Conforme se acercaba la fecha los colegas del club se mostraban cada vez más escépticos. A pesar de que en el historial de Jesús ya figuraba un "Embrun", no apostaban un duro ni por él ni por mi. Mejor. No teníamos nada a perder. Recuerdo que un par de semanas antes fuimos al duatlón "Ciutat de Reus" y que al comer nos miraban, sobre todo los júnior, cómo nos bebimos el vino aquel y nos fumamos el puro y nos tomamos el coñac. Nada, ni un duro. El colmo fue la semana anterior al Ironman. Fuimos a un triatlón que organizó, casi a escondidas, un compañero del club, en L'Argentera, su pueblo. Nos tiramos al agua, y estaba tan fría que, a pesar del traje, me di media vuelta y me salí. El cachondeo ya fue de impresión y las bromas no os las puedo llegar a contar. Pero estábamos tranquilos. Sabíamos que no íbamos a salir en los noticiarios por haber bajado de 8 horas, ni que nos iban a llover los sponsors, ni nada de eso. Nuestro objetivo era acabar dignamente, y eso, si no había lesión o avería, estaba en nuestra mano. Nosotros amamos este deporte, nos gusta correr y competir, y nuestros órganos más fuertes iban a ser el cerebro y el corazón. Y con cerebro, corazón y amor por el deporte, ser finisher es más que fácil. Notareis que del entreno acuático apenas he hablado. Bueno, es que particularmente no hice entreno acuático. Un día fui a la piscina, me tiré y me dije, a ver si hago 2000 mts.Cuando pasé los 2.000 me dije, sigue hasta los 2.500, luego seguí hasta los 3.000 y al llegar a esta marca me paré y vi claro que podía llegar sin problemas hasta los 3.800 en mar y con traje. Total, se acabó el entreno de natación. Algún día hice 500 mts, o incluso 1000, pero más para relajarme que entrenando. En total, en 5 meses no llegué a los 6.000mts de natación como entreno para el Ironman. Cuando llegamos a Lanzarote alucinamos. Por la carretera, monstruitos enchufados en aerodinámicas máquinas a todas horas, gente corriendo bajo un sol de justicia. Fuimos de visita a La Santa y descubrimos la meca del fitness, del body building y de todos los training que os podáis imaginar. Eso sí, para beber, Isostar, nada que se pueda conservar en barricas. El circuito de natación, instalado en Puerto del Carmen, estaba montado durante toda la semana. Perfecto. Precioso. Sólo un problema. Lo vi enorme y resultó que a "eso" tan grande que yo había visto había que dar dos vueltas. La puta. El día antes de la prueba fuimos a boxes a dejar el material. Nuestras bicis "cantaban" entre aquel arsenal de ruedas aerodinámicas, cuadros futuristas, bidones con líquidos de color extraño, cascos "trekis", etc. Alemanes, daneses, japoneses, ingleses, franceses, brasileños y unos pocos locales. Mi "profile primera generación" era como si fueras al tour con la bici de Bahamontes. Pero la moral estaba intacta, que al fin y al cabo era lo que contaba. Fuimos a cenar. Pasta y pizza picante. ¿Qué, hacemos un purito?. Venga. Nos fumamos un maravilloso Costa Verde y a dormir. Antes de acostarnos nos preparamos unos bocatas de pan bimbo y jamón que al día siguiente nos zamparíamos en plena prueba ciclista. Se apagan las luces. Al rato suena el bip-bip del reloj de Jesús. Son las 5. Me dice que me levante. Miro mi reloj y veo que son las 4. Le recuerdo que en esta latitud van una hora por detrás, y seguimos durmiendo una horita más. Llega la hora de la verdad. Nos levantamos, desayunamos y hacia la playa. Por el camino la gente toma copas a la salida de las discos. Nos prometemos que haremos lo mismo al día siguiente. En boxes nos vestimos de nadadores y Kenneth Gasque empieza a parecer ubicuo. Esta en todas partes y nos saluda uno por uno a todos los 500 que estamos en la playa. El mar está precioso, y el sol apunta por el horizonte. Mooooooooooooog. Salida. Unos a saco y los otros entramos lentamente. Jesús y yo nos despedimos y nos deseamos suerte. Alterno crol y braza. Primera vuelta y no miro el crono, no vaya a desanimarme. Esto no se acaba nunca. Por fin enfilo el último largo. Voy con cuatro o cinco "delfines" más. Arena. Miro el crono. Si fuera futbolista justo acabaría ahora el partido. En boxes no más de 10 bicis. Qué bonito es pedalear. Voy pillando gente. Un abuelete guiri con una máquina que debe costar como mi sueldo de cuatro meses se pica conmigo. Descenso del Timanfaya y el abuelo se olvida de girar en una curva y desaparece por el terraplén. Me paro. Miro a ver cómo está. Parece un San Lázaro y la bici da penita. Me dice que está bien y continúo la marcha. Sobre el kilómetro 70 adelanto a un hippie que lleva una bici normal. Se pica también y me hace un interior que le lleva directamente a un muro de piedras de esos tan típicos en la isla construidos para proteger los arbolitos del viento. Me vuelvo a parar. Are you fine?? Yes, yes, thank you. Seguimos. Huele a pajarraca. Es el momento del bocata de jamón y del bidoncito de Coca Cola. Adiós hombre del mazo, ahí te quedas. Voy pillando gente. Ya sé que es un comentario de mal gusto pero tengo la impresión de haber adelantado cinco veces ala misma persona. Luego me entero que es un equipo japonés perfectamente uniformado, hasta la bici. Me adelanta un chaval del Olot. A los pocos kilómetros veo su bici tirada en el arcén. Aminoro la marcha y lo veo en cuclillas entre unos arbustos. La mezcla de powerbar con isostar tiene estas cosas. Estoy hasta el gorro de pedalear. Llego a Puerto del Carmen y Jesús ya está corriendo cerca del kilómetro 3. Entro a boxes. Me cambio toda la ropa y cuando estoy en bolas se me acercan dos danesas a embadurnarme de crema para el sol. Pienso en la cruel circunstancia del aspirante a ironman mientras me frotan del mágico ungüento. Salgo acorrer. Son dos vueltas. Pillo a un chaval madrileño que está en su segunda vuelta y me aconseja que afloje. Ni caso. 3 kms en poco más de 12 minutos. El récord del maratón empieza a temblar. Dejo el paseo del Carmen y salgo a la carretera. Ya circulo a más de 5' por kilómetro. Se me irritan las axilas y no llevo vaselina. Veo toda la carretera llena de unas bolsitas extrañas medio llenas de algo viscoso. Pienso que debe ser vaselina. Recojo una y me la empiezo a extender por el sobaquillo. Cielos, el sobaquillo se me queda pegado. Leo lo que es y veo que es algún preparado energético. Hasta el avituallamiento donde consigo una esponja voy con los brazos pegados. Me limpio y descubro complacido que el preparado diabólico sirve como lubricante al mezclarse con el agua de la esponja. Kilómetro 10, return point. En el avituallamiento unos chavales aborígenes me animan diciendo "Venga guiri", a lo que les respondo "Guiri tu padre", y ellos empiezan a reír al ver que han metido la pata. Pillo al Jesús, que circula acompañado del hombre del mazo. Lo animo y sigo. Cerca de la media maratón me adelanta el madrileño del principio. ¡Felicidades!. ¡Suerte!. Tocado del todo cruzo la meta y me preguntan si he acabado o me falta otra media. Tentación... Media vuelta y a seguir. El panorama que veía en la segunda media era patético. Rampas. Vómitos. De todo. Yo rezaba al angelito de la guarda para que me salvara. El del mazo me iba dando tortazos. Me pego a una chavala canaria que también corría. ¿Quien dijo que no había triatletas guapas? Reconfortado por su compañía circulo hasta el 30. Se queda y yo dudo. El "sportsman" que llevo dentro me hace seguir y olvidarme de las señoras. Cerca de meta un tipo se me pega y me empieza a hablar en catalán. Es el Quim Raich, que ha visto el nombre de mi club en mi camiseta. Nos arrastramos juntos hasta el 41,5. De allí a meta nos peinamos, alargamos la zancada y aparecemos en meta casi risueños. Apretón de manos de Mr.Ubicuo y foto para la posteridad. La maratón en 3h 58'. Soy un crack. Acto seguido llega Jesús. Si esto dura un kilómetro más me pilla, ha hecho una segunda media de libro. ¡Ya soy Ironman! Voy corriendo, es un decir, a por la camiseta de finisher. Ya me veo en mi club con mi camiseta explicando batallitas. Recogemos los trastos. Al apartamento y luego a cenar. Vamos a la misma pizzería. Suena la misma cinta de Julio Iglesias que el día anterior. Llamo a la familia. Volvemos al apartamento y vemos, al pasar por el paseo, la llegada del último clasificado. Al día siguiente vamos a la entrega de premios y a la cena de los campeones. Nos sentamos con más españoles y alucinamos de los entre nos que se han pegado para llegar hasta aquí. No hay puros, claro. Desesperados nos vamos a Puerto del Carmen. Nos encontramos a Sergi y un juez murciano. Cumplimos la promesa. Amanece y estamos tomando copas en la puerta de una disco. Desde ese día tenemos un status triatlético diferente. Los chavales nos siguen arrasando en las pruebas locales, pero algunos hasta nos piden consejo. Algunos del club vieron en nosotros la personificación que cualquiera puede ser finisher, aunque sea un matado. Y han empezado a correr ironmanes. Esto es lo que nos alegra. Pero sabemos que sólo será ironman aquél que ame el deporte, compita limpiamente y sepa que su límite es el corazón y el cerebro. No es imposible ser finisher. Sólo hay que querer serlo y no olvidar que la vida es más que una marca o un campeonato. Ser ironman tiene que ser compatible con tu vida, con tu trabajo, tu familia, tu formación. Pienso que no tiene ningún sentido querer ser sólo ironman. Al año siguiente nos fuimos a Almere. Pero como se dice en los cuentos "eso es otra historia". Texto:Andreu Bartui (IRONYOYITO)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Has estado "sembrao" compañero.

Felicidades por esta magnífica crónica i por ser finisher.

Santos

Anónimo dijo...

Perdón. He puesto la "i" en lugar de "y".

Santos

Anónimo dijo...

No me lo creo...xD