jueves, 26 de julio de 2007

Mapa Religiones

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martes, 24 de julio de 2007

Cursa del PobleSec (5,46 kms)

Pues si, este domingo hice mi última cursa de la temporada. La Cursa del Poble Sec, que se celebra dando 2 vueltas de 2,76 kms por dentro del barrio. Quedé el 6º de unos 200 participantes, esta es la clasificación final (25 segundos menos y hubiese quedado 3º, qué fácil decirlo y qué difícil hacerlo): Lloc Nom i cognoms Temps 1 BTAIME, OTAMNI 00:16:08 2 ALVAREZ RAMOS, JUAN MANUEL 00:17:35 3 CARDIEL AZA, JOSEP MARIA 00:18:55 4 LEOTADO FRANCO, JESÙS 00:19:01 5 CANALS ROVIRA, PARIS 00:19:06 6 VILADIU, ÀLEX 00:19:19 7 SARRIAS SOLA, DANIEL 00:19:36 8 AMADO OLBA, DANIEL 00:19:37 9 TORRES MARTIN, JUAN LUIS 00:19:39 10 MONFORT CERVERA, JORDI 00:19:42 Y algunas fotos. La de la primera vuelta y la de la llegada:

COMO HACER UN IRONMAN Y NO MORIR EN EL INTENTO

Creo que todo empezó un jueves de madrugada. Como cada jueves nos reuníamos para cenar, beber y hacer tertulia en la tasca de José Mari. Aquella noche me pase con el vino, el whisky y, sobre todo, con el pacharán. Empezamos a vacilarnos y acabé diciendo que ese año (1995) iría al Ironman de Lanzarote. Jesús se apuntó a la propuesta al momento y el resto se tronchaban de risa. Lo siguiente que recuerdo de aquella noche es que tuve que dejar la moto en la plaza y Jesús me llevó en coche hasta mi pueblo. A la mañana siguiente, resacoso, ojeroso y con un aspecto nada "performante" me dirigí en tren al trabajo y de pasada a recuperar la moto. En el trayecto me acordé de lo del Ironman. Joder. Si tengo que ser sincero os diré que la idea no era nueva en mi, pero jamás la había comentado en público. Era un normal corredor, un vulgar ciclista y un horrible nadador. Empecé a correr triatlón en el 88, y dejé los triatlones cuando en una edición de Banyoles adelanté a mi hermana pequeña en el kilómetro 7 de la carrera a pie. Desde ese día me dediqué sólo a los duatlones, pero si me confieso, os diré que mefaltaba "algo". Empecé a pensar en Zofingen, pero las sirenas marinas deHawai me cantaban canciones de amor, y yo no sabía resistirme. Hawai estaba lejos, necesitaba muchos días para ir y mucha pasta para gastar. Pensé en Lanzarote, pero el pensamiento se acomodó en mi cerebro y no salió hasta que el pacharán le hizo la violenta reacción. A los pocos días empezamos Jesús y yo a planear el viaje y el entreno. El viaje fue fácil, se encargó Sergi Noguera que iba como juez y nos salió barato. El entreno era otra historia. Ni Jesús ni yo podemos pasar por unos puretas de la salud y del "body care". Bebemos alcohol cuando salimos por ahí, salimos bastante por ahí, después de una buena comida cae una faria por barba por lo menos, y qué sería una faria sin un coñac, ¿eh?. Nos gusta hacer tiradas largas en bici, pero no nos gusta madrugar, y en pleno entreno de bici usamos el powerbar sólo en caso depajarón total y sin atisbo de civilización en 5 kms a la redonda. Si hay bar, bocadillo de bacon con queso, pan con tomate, vino y gaseosa ycortado. Quedaban unos cinco meses para Lanzarote. Jesús estaba en plena temporada de esquí de fondo y triatlón blanco. Yo corría alguna media maratón y hacía un triatlón blanco. Los fines de semana salíamos con la bici, y nos dedicábamos a recorrer todo el Montseny de arriba a abajo, 7 u 8 horas, (incluyendo bocatas). Un día hasta hicimos un entreno combinado, 90 kms bici, comida, 2h30' corriendo por Collserola por un circuito keniata (según Jesús). Entre semana hacíamos lo de siempre, correr un ratillo, gimnasia, pacharán, etc. Un día a la semana iba a comer a casa de mis padres en Barcelona, dejaba la moto allí y me iba corriendo hasta mi casa en Cerdanyola, por la montaña. Tardaba 1h15', pero sobre todo cogía moral y confianza. Conforme se acercaba la fecha los colegas del club se mostraban cada vez más escépticos. A pesar de que en el historial de Jesús ya figuraba un "Embrun", no apostaban un duro ni por él ni por mi. Mejor. No teníamos nada a perder. Recuerdo que un par de semanas antes fuimos al duatlón "Ciutat de Reus" y que al comer nos miraban, sobre todo los júnior, cómo nos bebimos el vino aquel y nos fumamos el puro y nos tomamos el coñac. Nada, ni un duro. El colmo fue la semana anterior al Ironman. Fuimos a un triatlón que organizó, casi a escondidas, un compañero del club, en L'Argentera, su pueblo. Nos tiramos al agua, y estaba tan fría que, a pesar del traje, me di media vuelta y me salí. El cachondeo ya fue de impresión y las bromas no os las puedo llegar a contar. Pero estábamos tranquilos. Sabíamos que no íbamos a salir en los noticiarios por haber bajado de 8 horas, ni que nos iban a llover los sponsors, ni nada de eso. Nuestro objetivo era acabar dignamente, y eso, si no había lesión o avería, estaba en nuestra mano. Nosotros amamos este deporte, nos gusta correr y competir, y nuestros órganos más fuertes iban a ser el cerebro y el corazón. Y con cerebro, corazón y amor por el deporte, ser finisher es más que fácil. Notareis que del entreno acuático apenas he hablado. Bueno, es que particularmente no hice entreno acuático. Un día fui a la piscina, me tiré y me dije, a ver si hago 2000 mts.Cuando pasé los 2.000 me dije, sigue hasta los 2.500, luego seguí hasta los 3.000 y al llegar a esta marca me paré y vi claro que podía llegar sin problemas hasta los 3.800 en mar y con traje. Total, se acabó el entreno de natación. Algún día hice 500 mts, o incluso 1000, pero más para relajarme que entrenando. En total, en 5 meses no llegué a los 6.000mts de natación como entreno para el Ironman. Cuando llegamos a Lanzarote alucinamos. Por la carretera, monstruitos enchufados en aerodinámicas máquinas a todas horas, gente corriendo bajo un sol de justicia. Fuimos de visita a La Santa y descubrimos la meca del fitness, del body building y de todos los training que os podáis imaginar. Eso sí, para beber, Isostar, nada que se pueda conservar en barricas. El circuito de natación, instalado en Puerto del Carmen, estaba montado durante toda la semana. Perfecto. Precioso. Sólo un problema. Lo vi enorme y resultó que a "eso" tan grande que yo había visto había que dar dos vueltas. La puta. El día antes de la prueba fuimos a boxes a dejar el material. Nuestras bicis "cantaban" entre aquel arsenal de ruedas aerodinámicas, cuadros futuristas, bidones con líquidos de color extraño, cascos "trekis", etc. Alemanes, daneses, japoneses, ingleses, franceses, brasileños y unos pocos locales. Mi "profile primera generación" era como si fueras al tour con la bici de Bahamontes. Pero la moral estaba intacta, que al fin y al cabo era lo que contaba. Fuimos a cenar. Pasta y pizza picante. ¿Qué, hacemos un purito?. Venga. Nos fumamos un maravilloso Costa Verde y a dormir. Antes de acostarnos nos preparamos unos bocatas de pan bimbo y jamón que al día siguiente nos zamparíamos en plena prueba ciclista. Se apagan las luces. Al rato suena el bip-bip del reloj de Jesús. Son las 5. Me dice que me levante. Miro mi reloj y veo que son las 4. Le recuerdo que en esta latitud van una hora por detrás, y seguimos durmiendo una horita más. Llega la hora de la verdad. Nos levantamos, desayunamos y hacia la playa. Por el camino la gente toma copas a la salida de las discos. Nos prometemos que haremos lo mismo al día siguiente. En boxes nos vestimos de nadadores y Kenneth Gasque empieza a parecer ubicuo. Esta en todas partes y nos saluda uno por uno a todos los 500 que estamos en la playa. El mar está precioso, y el sol apunta por el horizonte. Mooooooooooooog. Salida. Unos a saco y los otros entramos lentamente. Jesús y yo nos despedimos y nos deseamos suerte. Alterno crol y braza. Primera vuelta y no miro el crono, no vaya a desanimarme. Esto no se acaba nunca. Por fin enfilo el último largo. Voy con cuatro o cinco "delfines" más. Arena. Miro el crono. Si fuera futbolista justo acabaría ahora el partido. En boxes no más de 10 bicis. Qué bonito es pedalear. Voy pillando gente. Un abuelete guiri con una máquina que debe costar como mi sueldo de cuatro meses se pica conmigo. Descenso del Timanfaya y el abuelo se olvida de girar en una curva y desaparece por el terraplén. Me paro. Miro a ver cómo está. Parece un San Lázaro y la bici da penita. Me dice que está bien y continúo la marcha. Sobre el kilómetro 70 adelanto a un hippie que lleva una bici normal. Se pica también y me hace un interior que le lleva directamente a un muro de piedras de esos tan típicos en la isla construidos para proteger los arbolitos del viento. Me vuelvo a parar. Are you fine?? Yes, yes, thank you. Seguimos. Huele a pajarraca. Es el momento del bocata de jamón y del bidoncito de Coca Cola. Adiós hombre del mazo, ahí te quedas. Voy pillando gente. Ya sé que es un comentario de mal gusto pero tengo la impresión de haber adelantado cinco veces ala misma persona. Luego me entero que es un equipo japonés perfectamente uniformado, hasta la bici. Me adelanta un chaval del Olot. A los pocos kilómetros veo su bici tirada en el arcén. Aminoro la marcha y lo veo en cuclillas entre unos arbustos. La mezcla de powerbar con isostar tiene estas cosas. Estoy hasta el gorro de pedalear. Llego a Puerto del Carmen y Jesús ya está corriendo cerca del kilómetro 3. Entro a boxes. Me cambio toda la ropa y cuando estoy en bolas se me acercan dos danesas a embadurnarme de crema para el sol. Pienso en la cruel circunstancia del aspirante a ironman mientras me frotan del mágico ungüento. Salgo acorrer. Son dos vueltas. Pillo a un chaval madrileño que está en su segunda vuelta y me aconseja que afloje. Ni caso. 3 kms en poco más de 12 minutos. El récord del maratón empieza a temblar. Dejo el paseo del Carmen y salgo a la carretera. Ya circulo a más de 5' por kilómetro. Se me irritan las axilas y no llevo vaselina. Veo toda la carretera llena de unas bolsitas extrañas medio llenas de algo viscoso. Pienso que debe ser vaselina. Recojo una y me la empiezo a extender por el sobaquillo. Cielos, el sobaquillo se me queda pegado. Leo lo que es y veo que es algún preparado energético. Hasta el avituallamiento donde consigo una esponja voy con los brazos pegados. Me limpio y descubro complacido que el preparado diabólico sirve como lubricante al mezclarse con el agua de la esponja. Kilómetro 10, return point. En el avituallamiento unos chavales aborígenes me animan diciendo "Venga guiri", a lo que les respondo "Guiri tu padre", y ellos empiezan a reír al ver que han metido la pata. Pillo al Jesús, que circula acompañado del hombre del mazo. Lo animo y sigo. Cerca de la media maratón me adelanta el madrileño del principio. ¡Felicidades!. ¡Suerte!. Tocado del todo cruzo la meta y me preguntan si he acabado o me falta otra media. Tentación... Media vuelta y a seguir. El panorama que veía en la segunda media era patético. Rampas. Vómitos. De todo. Yo rezaba al angelito de la guarda para que me salvara. El del mazo me iba dando tortazos. Me pego a una chavala canaria que también corría. ¿Quien dijo que no había triatletas guapas? Reconfortado por su compañía circulo hasta el 30. Se queda y yo dudo. El "sportsman" que llevo dentro me hace seguir y olvidarme de las señoras. Cerca de meta un tipo se me pega y me empieza a hablar en catalán. Es el Quim Raich, que ha visto el nombre de mi club en mi camiseta. Nos arrastramos juntos hasta el 41,5. De allí a meta nos peinamos, alargamos la zancada y aparecemos en meta casi risueños. Apretón de manos de Mr.Ubicuo y foto para la posteridad. La maratón en 3h 58'. Soy un crack. Acto seguido llega Jesús. Si esto dura un kilómetro más me pilla, ha hecho una segunda media de libro. ¡Ya soy Ironman! Voy corriendo, es un decir, a por la camiseta de finisher. Ya me veo en mi club con mi camiseta explicando batallitas. Recogemos los trastos. Al apartamento y luego a cenar. Vamos a la misma pizzería. Suena la misma cinta de Julio Iglesias que el día anterior. Llamo a la familia. Volvemos al apartamento y vemos, al pasar por el paseo, la llegada del último clasificado. Al día siguiente vamos a la entrega de premios y a la cena de los campeones. Nos sentamos con más españoles y alucinamos de los entre nos que se han pegado para llegar hasta aquí. No hay puros, claro. Desesperados nos vamos a Puerto del Carmen. Nos encontramos a Sergi y un juez murciano. Cumplimos la promesa. Amanece y estamos tomando copas en la puerta de una disco. Desde ese día tenemos un status triatlético diferente. Los chavales nos siguen arrasando en las pruebas locales, pero algunos hasta nos piden consejo. Algunos del club vieron en nosotros la personificación que cualquiera puede ser finisher, aunque sea un matado. Y han empezado a correr ironmanes. Esto es lo que nos alegra. Pero sabemos que sólo será ironman aquél que ame el deporte, compita limpiamente y sepa que su límite es el corazón y el cerebro. No es imposible ser finisher. Sólo hay que querer serlo y no olvidar que la vida es más que una marca o un campeonato. Ser ironman tiene que ser compatible con tu vida, con tu trabajo, tu familia, tu formación. Pienso que no tiene ningún sentido querer ser sólo ironman. Al año siguiente nos fuimos a Almere. Pero como se dice en los cuentos "eso es otra historia". Texto:Andreu Bartui (IRONYOYITO)

jueves, 19 de julio de 2007

Cositas de los triatletas...

Luego dicen de los maratonianos, nanianos, nanianos.... "Ara t'explico una que cai em costa el divorci... Cabrix : Amoooooooooooooor Dona d'en Cabrix : Si carinyu ? C : ja sé que farem per l'aniversari de noces !! DC : siiiiiii? C : què et sembla un viatge a Holanda? DC : Holanda? En Agost? Què hi ha ? Un marató? C : Ejem... no... l'Ironman d'Almere DC : Ni parlar-ne !! No cal que t'ho treguis del cap perque ja t'ho he tret jo... Fin de la conversa i de la negociació. És verídic !! Vall (V) : amorrrrrrrrrrrrrr... Dona d'en Vall (DV) : si, carinyu? V : estoooooooooo, que no sé, dissabte 16... DV : hi ha res en especial ? V : si, com t'ho diria, m'han que hi ha un parc molt xulo a Manresa i podriem anar a passar el dia ... DV : El Parc de l'Agulla ? V : Si !! El coneixes? DV : I ara em diràs lo del Triatló??

viernes, 6 de julio de 2007

Grandísimo Cortázar

“Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolapaba el cémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envolusionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apoltronando, redupliniendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas entreplumaban, algo como un ulicordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapulvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volpasados en la cresta del Aurelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundopínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias”.

La junta de la trócola

A mi me ha hecho gracia: "Parecía previsible que tuviera que dejar de correr algún día por una rótula que dice basta o un gemelo que se sobrecarga, sin embargo ninguna lesión de cierto alcance me ha tocado y me he quedado sin excusas para dejar de salir a correr aunque sólo fuera un día. A ver si va a ser que tengo voluntad y lo descubro a estas alturas. Eso sí, cuando llegan los rigores invernales, más que resentirse mis riñones lo que se resiente es mi cartera. Esto se debe a que, a pesar de ser el footing un deporte de los más baratos que uno se puede echar a la cara, cuando uno corre todos los días tiene que cuidarse: ahora estoy comprando el equipito de invierno y me estoy dejando un huevo de la cara. La expresión popular de "Con buena polla bien se jode" lo deja bien claro: para cada actividad hay un material y cuanto mejor es la herramienta mejores son los resultados. Lo sabían en el Equipo A, lo sabe el cabrón barbudo de Bricomanía y ahora lo estoy aprendiendo yo. McGyver... ese debía de ser pobre. La escasez afina el ingenio. Y es que no es lo mismo salir a correr con un bañador, que al cabo de una hora tienes las ingles en carne viva de que te roce el "slip", que salir a correr con unas mallas que te ajustan como un guante y provocan gritos de horror entre las féminas. Y en el invierno, viene la camiseta de poliéster que no se empapa (18 euros), los guantecitos para no pasar frío en las pezuñas (7 euros) y el chubasquero reflectante y transpirable (60 euros -ouch-). El gorro lo compré hace tiempo en un mercadillo. Un desembolso importante, sí, pero la diferencia es abismal por mucho que uno trate de engañarse. Ya que me puteo todos los días una hora, no me lo voy a poner todavía más difícil corriendo con material de aficionado. Que no soy un monje, coño. Hay una cosa peor que estar en paro, y es estar en paro y tener dinero ahorrado: no sólo no juntas más dinero, sino que tienes tiempo para gastarte el que tienes. Bajo el mismo lema me he comprado una cazadora para ir en moto decente (200 euros) después de ir 10 años en moto en condiciones precarias. Se acabó. El tema de la semana es la junta de la trócola. Más de uno recordará los orígenes de una expresión que ha trascendido todas las barreras de la cotidianeidad. Se trataba de un anuncio de puritos Reig a cargo de Gomaespuma. La conversación sucedía en un taller entre el mecánico mamón y el cliente que no se enteraba de la película, e iba más o menos así:
  • Mecánico: Pues esto sólo pueden ser dos cosas: o el tapacubos o la junta de la trócola. Y como sea la junta de la trócola...
  • Cliente: A ver, a ver...
  • Mecánico: Vaya, pues es la junta de la trócola. Ya puede ir preparando la pasta.

Luego el pobre estafado se fumaba un purito para relajarse tras haberse lamentado por su mala suerte. Esta pequeña parodia se hizo tremendamente popular, y podría haber pasado sin pena ni gloria si no se tratara este de un país en el que la famosa trócola está a la orden del día.

Carlos Sainz volvió a sacar el tema de la trócola a la palestra cuando hace algunos años se quedó a las puertas de ganar el campeonato de rallies y el coche le jugó una mala pasada. "Arráncalo, Carlos, por dios!" -gritaba Luis Moya. Se dijo luego que había sido nosequé del encendido, pero todo el mundo sabía que era cosa de la junta de la trócola.

Hace algunos meses, en mi casa dejó de verse la tele. La mayoría de los canales se veían de pena y no sabíamos qué hacer para ver los Simpsons a la hora de comer. Siempre era invierno en Springfield a juzgar por los gruesos copos que cubrían la pantalla. Se llamó al técnico, quien tras sesudos manejos concluyó que era el escalcificador de fluoherzios. La trócola, vamos. Le puso un amplificador que conseguía que los rayos concéntricos se paralelizaran en el espacio tiempo y convergieran en una imagen digna en la pantalla del televisor. La fractura fue de aúpa, pero la cosa aguantó un tiempo. Unos meses después volvieron a caer los copos sobre Springfield. Siendo que era verano, la cosa tenía un tinte sospechoso. No recuerdo si se llegó a volver a llamar al minohurai, que en indio quiere decir hombre que instala escalcificadores de fluoherzios, o si seguimos sufriendo durante meses las imágenes distorsionadas. La cosa venía ya tan de largo que mi pobre memoría no consigue remontarse lo suficiente. Al final, un día, decidí ascender al tejado con ayuda de una de esas escaleras de aluminio de tres piezas y localicé un cajetín negro. Eso es lo que tiene estar parado y ser ingeniero, que al final uno termina haciendo algo útil por pocas que sean las ganas. Levanté el capuchón de plástico negro y vi dos ruedecitas. "Sintonización UHF Y VHF" decían respectivamente. Mi madre y mi hermana mantenían un ojo en el televisor y otro en mí, por no perderse la tremenda hostia en caso de que patinara, más que nada. Toqué una ruedecita y mi hermana me comunicó que seguía nevando, esta vez sobre Cine de Barrio. Toqué la otra y, como por arte de magia, todos los canales se volvieron a ver con unos colores y una nitidez que no recordábamos desde que se inventó la segunda generación de televisores en color a mediados de los 80. Increíble. Efectivamente, era la ruedecita de la trócola, que estaba mal ajustada. El hijo puta de antenista hubiera venido y nos hubiera sacado las tripas una vez más de no haber estado yo en el paro.

Hace un par de años se publicó un estudio realizado es varios países. Consistía en desconectar uno de los cables principales de la circuitería de un televisor y mandarlo a reparar a una casa de reparaciones. No recuerdo exáctamente los números, pero en el caso de España, aproximadamente en el 70% de los casos la avería había sido etiquetada como un problema en la junta de trócola, siendo el montante de las facturas acorde a la gravedad de la enfermedad. "Y menos mal que se le ha ocurrido traerla, oiga, que le podía haber explotado" se oiría más de uno al ir a recoger el televisor poseído. No hace falta decir que España era uno de los países en los que la avería era cosa de la trócola en el mayor número de casos. Afortunadamente, con Gomaespuma nos llegamos a reír del asunto, pero la cosa es para llorar.

¿Y a ti? ¿Cuántas veces te han reparado la trócola? ¿Y las que te quedan?"

jueves, 5 de julio de 2007

miércoles, 4 de julio de 2007

LUIS ENRIQUE - IRONMAN FRANKFURT 10H 19' 30"

Tremendo lo del Ironman, y tremendo lo de este señor. Espero que algun día entrene a algún equipo de 1ª, me gustaría verlo entrenando a algunos "vagos" que corren por el mundo del fútbol. Tiempos: SWIM 3'8 kms 1H 12’ 30” (parcial 1030) T1 3’52’’ BIKE 180kms 5H 27’ 36’’ (parcial 802) T2 2’ 02’’ RUN Marathon 3H 33’ 27’’ (parcial 264) TOTAL 10H 19’ 30’’ Puesto 503 Para flipar también la grada de la llegada de Frankfurt con la alfombra roja y el cartelito con tu nombre y tiempo. Mi primo (político) lo hizo el año pasado, y dice que es una meta muuuy flipante. Su crónica no tiene desperdicio: http://objetivosluisenrique.blogspot.com/2007/07/ironman-frankfurt-2007.html

Rampas en sóleos y gemelos

Ayer hice unas series de 500 en el Serrahima. Lo cierto es que ahora, una vez ya pasados todos los objetivos importantes de la temporada, lo único que estoy haciendo es mantener mi estado de forma hasta hacer vacaciones definitivas (Que empezarán cuando nos vayamos a Costa Rica). La cosa es que ahora estoy haciendo el tipo de entreno que la preparación de la maratón no me dejaba hacer, principalmente series rápidas y esas cosas. Pues bien, la semana pasada hice: el martes 6 series de 500 el jueves 8 de 400 Y ayer 8 series de 500. Todas a piñón, demasiado rápido creo yo… y me pasan cosas que nunca me habían pasado: a la cuarta o quinta serie me cogen rampas en sóleos y gemelos!! Y esto por qué? Será el producto de el esfuerzo anaeróbico?? Entonces son restos de ácido láctico?? Alguien lo sabe?? Los tres días me ha pasado, y con respecto a otras personas tampoco voy super super rápido… a 1’30/1’40 + o – las de 500 y a 1’10/1’15 las de 400… igual es algo que debo entrenar más… Un apunte: En las maratones, cuando me cogen rampas, estos músculos suelen ser los primeros en caer...